A mi muy apreciado Gavin:
Hace ya mucho tiempo que no nos vemos y debo agradecer a Dios que hayas podido escribirme. Después de que acabaran los bombardeos sobre Londres, decidí cartear a todos los amigos y familiares que estimaba que podrían haber sido afectados. Recibir tu carta y saber que tanto tú, como tu mansión y tus doce perros siguen indemnes me ha alegrado mucho, aunque ha sido una muy triste noticia conocer que tu hospital fue uno de los objetivos de las bombas. Esos sádicos alemanes no tienen corazón.
Bien sabes que yo no los tengo en demasiada estima. Conquistaron Francia, hace poco también Grecia y como si no fuera suficiente se han lanzado contra Rusia. La ambición teutona no tiene límites. A veces me pregunto de dónde sacan tantos soldados. Al parecer ahora también han enviado tropas a África para ayudar a los italianos. Aun así, he escuchado que en Berlín están un poco cansados de tener que ayudar a los fascistas. No dan pie con bola. Perdieron Egipto, conquistaron Yugoslavia, a duras penas, y lo de Grecia fue una humillación; tuvieron que pedir ayuda al mismísimo Führer. ¿Te imaginas lo que tuvo que ser eso para los fanfarrones camisas negras de Mussolini? ¡Te lo juro! Si hay algo que soporto menos que un alemán, es un italiano. Al menos los germanos son gente sobria, orgullosos también, pero contenidos.
En el hotel se ha estado hablando mucho de la alianza entre Gran Bretaña y la Unión Soviética. No sé si recuerdas nuestra conversación con Churchill en la terraza del hotel aquella soleada mañana de invierno. Le hiciste enfadar con tus ideas «comunistas». Sin lugar a dudas, si ha pactado es porque la situación es desesperada. El Eje está ganando la guerra.
Respecto a lo que me preguntas en tu carta sobre la situación aquí, te hago un adelanto. La situación es crítica. Han pasado solo dos años desde que acabó la Guerra Civil y el país está en quiebra. Actualmente todo está racionado, una persona recibe una ración de pan cada dos días. El gobierno español nos acusa a los británicos de la situación, pero somos los únicos junto a Portugal que les ayudamos. A pesar de ello, Franco y su Falange, el único partido legal actualmente, son más proclives a Hitler y Mussolini, al fin y al cabo, ellos fueron quienes les ayudaron a ganar la guerra. Hace un par de años, como sabrás, el Estado Español firmó el Pacto Anticomunista y parece que finalmente, desde que los alemanes iniciaron la invasión de Rusia están dando pasos para unirse a la guerra.
Han tenido bastantes conversaciones entre ellos sobre cómo hacerlo, pero no se entienden. Lo cual es una buena noticia para nosotros, ya que está claro que si Hitler quiere a un país en quiebra como aliado solo se debe a una cosa: controlar el Estrecho. Para eso, necesita conquistar Gibraltar. Es trágica la situación de nuestros paisanos, la mayoría de los gibraltareños han sido evacuados y enviados a África, a Madeira, a Gran Bretaña o, en el peor de los casos, a Jamaica. Nuestra ciudad se ha convertido en una base militar. Sigue habiendo comercio y los españoles siguen entrando y saliendo para comprar, vender y contrabandear, pero la mayoría de los británicos que quedan son sólo marineros y soldados.
Miento, marineros, soldados y aviadores. No te lo vas a creer, han construido una pista de aterrizaje en la frontera. El último año ha sido una locura. Los traidores de los franceses nos han bombardeado muchísimas veces con aviones. Observar las batallas aéreas sobre la Bahía de Algeciras ha sido un terrorífico espectáculo. Todos tenemos miedo a que caiga una bomba en cualquier momento. Imagínate, hemos tenido que instalar una sirena antiaérea en el hotel para que nuestros inquilinos se sientan más seguros.
En La Línea y Algeciras, la gente sobrevive como puede. Por lo que he escuchado, se vive mejor que en otras partes del país. El contrabando, que llaman estraperlo, y el puerto donde entra gran parte de las mercancías que llegan a la península, han hecho que la media de la población tenga unos pocos recursos más que el resto de sus compatriotas. Muchos hacen jornales en los olivares y en las tierras de los latifundistas o viven del mar; los que no pueden, se dedican a la delincuencia.
Tu hotel, mi querido Gavin, es un oasis en esta locura de violencia y pobreza. Sigue siendo un remanso de paz donde aquellos, con suficiente dinero para pagarlo, pueden venir a saltarse el racionamiento, disfrutar de lujos y reunirse con la crème de la crème. Incluso en estos tiempos convulsos, seguimos hospedando a la élite y por ellos somos considerados el hotel más lujoso del sur de España.
Esto también nos ha convertido en un nido de espías de todas las nacionalidades. Cuando veo entrar a un nuevo desconocido, pienso siempre que puede ser un agente extranjero. Los observo mientras se hospedan. Algunos son muy obvios, pero tengo la certeza de que muchos otros se me escapan. Es un juego divertido, pero no me implico lo suficiente para que sea peligroso.
El fin de semana que vas a venir a firmar la herencia vamos a tener un evento único. «Letras por la Hispanidad». A este evento literario acudirá gente de todas partes: ministros, poetas, toreros, actrices y aristócratas. Vas a encontrarte un interesante grupo de personas de lo más variopinto. Conociéndote, vas a disfrutarlo.
Estoy deseando abrazarte, mi buen amigo.
Nos vemos pronto,
Peter O’Connell, gerente del Hotel Reina Cristina.